Tito Espada afronta una temporada llena de cambios y retos en el mountain bike. El ciclista tudelano inicia 2025 con importantes novedades en su equipo, entre ellas la incorporación de un nuevo corredor y un cambio de nombre en la estructura.
A pesar de haber comenzado el año con una lesión que ha condicionado su preparación, Espada mantiene ambiciosos objetivos para la temporada.
Este año, el equipo presenta un cambio importante con la incorporación de Rubén Espada en la categoría cadete. ¿Cómo se está preparando para su primera temporada en la competición y qué consejos le has dado para afrontar este desafío?
Lo primero es que disfrute. Él ya conoce el sacrificio que implica este deporte, porque lo ha visto en casa desde siempre. Es un equipo en el que debe entrenar en solitario, lo que supone un esfuerzo añadido, pero la clave es que lo viva con ilusión. Le he aconsejado que se adapte poco a poco a esta disciplina, ya que es muy diferente al fútbol, que es el deporte que ha practicado hasta ahora. La verdad es que está muy contento y, como digo, en casa tiene todo el apoyo del mundo. Lo más importante es que disfrute de esta nueva etapa.
¿Cómo cree que será su evolución y qué aspectos considera clave en esta etapa de aprendizaje?
En el ciclismo, y especialmente en el de montaña, influyen muchos factores. Lo primero son los rivales, hay gente con distintos niveles y hay que saber enfrentarse a eso. A Rubén le inculco, sobre todo, el espíritu de sacrificio y compromiso, aspectos fundamentales para no ir a una carrera sintiéndote ni superior ni inferior a nadie. Puedes estar muy bien entrenado y aun así no ganar, por lo que es clave asumirlo con madurez. Lo más importante, como he dicho antes, es que disfrute, que tenga conciencia de lo que implica este deporte y el respeto que hay que mantener en la competición. Ese es el objetivo que me he marcado para él este año. Ahora mismo no estoy pudiendo asistir a todas las carreras que me gustaría, ya que estoy recuperándome de mis lesiones, pero espero este fin de semana poder acompañarle. Aunque yo no puedo correr todavía, quiero que Rubén vaya cogiendo ritmo de competición y esa chispa que es tan necesaria.
El equipo ha pasado a llamarse Chiquibike Espada. ¿Cómo surge la idea de incluir vuestro apellido en el nombre y qué significado tiene para vosotros?
La idea surge porque, desde el inicio, siempre hemos contado con el apoyo de Chiquibike, una empresa de Tudela que ha estado con nosotros desde 2008 gracias a José Ignacio Chiquirrín. Como equipo, siempre hemos mantenido el nombre de Chiquibike y, además, cada año añadíamos el de otra empresa que nos apoyaba con mayor aportación económica. Sin embargo, al ir cambiando ese segundo nombre de un año a otro, pensamos que lo mejor era darle continuidad al proyecto con algo que nos representara de forma estable. Chiquibike ha sido nuestro primer patrocinador y seguirá siéndolo, pero decidimos añadir 'Espada' porque, además de ser nuestra seña de identidad, ahora también se incorpora al equipo el más pequeño de la familia. Queríamos que ese vínculo quedara reflejado en el nombre y de ahí el cambio de nombre.
En lo que respecta a la temporada de Tito Espada, la lesión en el dedo meñique de la mano izquierda sufrida en Arnedo ha alterado su planes de preparación. ¿Ha tenido que modificar mucho su entrenamiento?
Sí, más que mucho, prácticamente todo. La fractura del dedo está siendo bastante molesta y, según la última radiografía, el callo óseo aún no se ha formado, por lo que no puedo agarrar el manillar, hacer rodillo ni coger peso. Además, hace una semana me operaron del túnel carpiano en la mano derecha, así que ahora mismo tengo ambas manos inutilizadas. Apenas puedo hacer algún ejercicio en casa, como dominadas, pero poco más. Esto ha retrasado bastante mi preparación para el primer gran objetivo de la temporada, que es el 24 de mayo. Me hubiera gustado afrontarlo con más tiempo, pero ahora lo importante es recuperarme bien y llegar en las mejores condiciones posibles. Con toda la ilusión del mundo, espero que no haya más contratiempos y poder estar a tope para entonces.
El gran objetivo de finales de mayo es la prueba del Campeonato de España de Maratón en León. Inicialmente, su meta era subir a lo más alto del podio. Con las lesiones que arrastras, ¿ha cambiado su perspectiva?
En cierto modo sí, aunque la mentalidad sigue siendo la misma. Hay que ser realista y consecuente con la situación. Vemos a ciclistas profesionales en grandes pruebas, como el Tour, que sufren caídas y ven afectado su rendimiento. Obviamente, lo voy a notar, sobre todo en el peso. Al no poder entrenar con normalidad, es fácil ganar kilos, y en pruebas de larga distancia la relación vatio-kilo es clave. Cuanto menos peses y mejor te alimentes, más vatios puedes mover, y eso marca la diferencia. Soy consciente de que no llegaré en las condiciones ideales, pero en este tipo de carreras, tan largas, pueden pasar muchas cosas. Aunque sé que acusaré la falta de preparación, la intención sigue siendo darlo todo y competir al máximo dentro de mis posibilidades.
El hecho de no haber podido rodar tanto en este inicio de temporada, ¿podría beneficiarle de cara a su segundo gran reto del año? En octubre competirá en el Campeonato de España de Ultramaratón en Ávila, donde buscará el primer puesto tras quedarse a las puertas en 2024.
Sí, la verdad es que, como dice mi entrenador, hay más días que longaniza. A veces pensamos que un parón como este nos perjudica, pero puede ser justo lo contrario. Se reduce la presión, el cuerpo descansa más, aunque, por supuesto, también necesita activarse y volver a un buen nivel. Para octubre, confío en que estaré en buenas condiciones. Tendré más tiempo para preparar bien la prueba, si no surgen imprevistos. En cierto modo, este parón nos obliga a replantear el año, haciendo que el Campeonato de Ultramaratón sea el gran objetivo. Es cierto que, en lugar de los tres o cuatro meses de preparación ideales, solo tendré dos para ponerme a punto para el Campeonato de España de Maratón en León, pero de cara al final de temporada el cuerpo lo agradecerá. Aunque el verano permite recuperar y ajustar la forma, un periodo de descanso bien gestionado suele mejorar el rendimiento. Sabemos que cada año es más difícil ganar, ya que el nivel sigue subiendo. Hay corredores que vienen de la categoría élite y se pasan a máster, lo que eleva la exigencia. Pero el año pasado estuve muy cerca, así que intentaremos hacerlo lo mejor posible y pelear por estar arriba en Ávila.
¿Qué aprendizaje se lleva de la experiencia del año pasado que pueda ayudarle en esta nueva edición?
El año pasado nos quedamos a las puertas del triunfo y llegué muy bien preparado, saliendo a por todas desde el primer momento. Lo que aprendí es que en este tipo de carreras tan largas la clave no es solo el físico, sino también la mentalidad. La preparación fue muy exigente, especialmente en lo referente al peso, y ahí me di cuenta de que, si haces las cosas bien, realmente puedes tener opciones de luchar por lo más alto del podio. Por supuesto, hay muchos factores que influyen en el resultado, pero si das el máximo y cuidas cada detalle, desde la alimentación hasta el entrenamiento, las opciones están ahí. Ese es el aprendizaje más importante: con trabajo, disciplina y preparación adecuada, se puede aspirar a todo.
Tienen detrás a muchas empresas que les apoyan. ¿Cuánto influye este apoyo a la hora de afrontar una temporada con tantos desafíos?
En deportes minoritarios como el nuestro, donde debemos costearnos todos los desplazamientos y gastos, cualquier ayuda es fundamental. La mayoría de las empresas que nos apoyan son de la Ribera y conocen bien mi nivel de compromiso, por lo que confían en nosotros y nos echan una mano. Este respaldo es clave, ya que, de lo contrario, habría que destinar una gran cantidad de dinero a material como ruedas, cubiertas, cadenas, así como a viajes, hoteles y gasolina. Por ejemplo, en una sola carrera puede ser necesario desplazarse varios días, como ocurrió el año pasado en Rascafría, donde estuve una semana concentrado. Además, hay que compaginarlo con el trabajo, sacrificando días de vacaciones para poder competir. Por eso, cualquier ayuda es muy valiosa y estoy enormemente agradecido a quienes nos apoyan. Mi compromiso con ellos es total, y cada temporada intento transmitirles esa confianza para seguir contando con su respaldo.
Después de tantos años en el ciclismo de montaña, ¿qué es lo que sigue apasionándote de este deporte y qué te motiva a continuar compitiendo con tanta dedicación?
Es una pregunta que me hacen a menudo. Muchos me dicen: 'Si no vives de esto, ¿tanto sacrificio merece la pena?'. Y mi respuesta siempre es la misma: el deporte ha estado presente en toda mi vida. He practicado otros, como el balonmano, pero nada se compara con la sensación que me da el ciclismo. Estos días, por ejemplo, en los que estoy de baja y no puedo entrenar ni trabajar con normalidad, noto cómo mi cuerpo no está igual, me siento más agotado. El deporte me aporta una energía y un bienestar que no encuentro en ninguna otra cosa. Mi madre solía preguntarme cuándo pensaba dejarlo, y yo le decía: 'El día que me muera'. Para mí, el deporte es sinónimo de salud, y ese es el mayor beneficio que me da. Luego, el nivel de exigencia es algo que cada uno decide, pero en mi caso, con la edad que tengo y el ritmo que sigo, solo me ha traído cosas positivas. Así que, mientras pueda, seguiré en este camino.