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La solidaridad navarra frente a la DANA: El testimonio de José Mari Cambra

El responsable de la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil de Milagro cuenta cómo fue vivir y trabajar en una zona devastada por las inundaciones
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photo_camera Voluntarios de Protección Civil realizando labores de limpieza.

José Mari Cambra, responsable de la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil de Milagro y delegado de la Asociación Nacional de Voluntarios de Protección Civil de España (ANAV), ha contado en Radio Tudela su experiencia en los trabajos de ayuda a las víctimas de las recientes inundaciones en la Comunidad Valenciana.

Cuando una catástrofe natural golpea una zona, los voluntarios de Protección Civil se convierten en un pilar esencial para las labores de ayuda. Así lo ha podido comprobar José Mari Cambra, que, junto a otros voluntarios de Milagro, se desplazó a la Comunidad Valenciana para ayudar tras las devastadoras lluvias que inundaron la región a finales de octubre.

"En cuanto vemos una catástrofe en cualquier sitio, rápidamente nos ponemos en contacto con nuestros coordinadores en Madrid y con los de la comunidad afectada. El 31 de octubre, sobre las 8 de la tarde, recibimos la confirmación de que íbamos a ser movilizados y que debíamos dirigirnos al centro de acogida de voluntarios en Moncada", ha explicado Cambra.

Lo que nos encontramos fue algo mucho más grande de lo que esperábamos. La extensión del desastre era impresionante, abarcaba muchas poblaciones y un terreno gigantesco

El equipo de voluntarios de Protección Civil de Milagro partió esa misma madrugada y llegó a la zona de Benetúser alrededor de la 1:25 del día siguiente, donde comenzaron a descargar motobombas y ayudar en las labores de rescate.

Según ha relatado Cambra, la magnitud de la inundación fue algo completamente nuevo. "Lo que nos encontramos fue algo mucho más grande de lo que esperábamos. La extensión del desastre era impresionante, abarcaba muchas poblaciones y un terreno gigantesco. Habíamos estado en otras inundaciones, como en el Valle del Ebro o Tafalla, pero esto era otra cosa".

Condiciones extremas y dificultades

El trabajo de los voluntarios y afectados no fue fácil. Las condiciones en las que se encontraban eran extremas. Cambra ha recordado que había personas que comenzaron a notar problemas de salud, con síntomas de vómitos y diarreas debido a la contaminación del agua y el barro.

"El olor era insoportable. El último día que estuve allí, el domingo, ya era un problema grave. En algunos lugares ni siquiera se podía estar, pero había que seguir, no podíamos dejar a la gente sola", ha afirmado Cambra.

La situación empeoraba al enfrentarse a situaciones como el rescate de animales. "En la autopista nos encontramos camiones tráiler cargados de cerdos y vacas que, al estar sumergidos en agua y barro, cambiaron de estado rápidamente. Cuando llegamos a las casas, había muchas mascotas atrapadas y tuvimos que sacarlas urgentemente. En algunos barrios, tuvimos que hacer escaleras improvisadas entre los coches amontonados para permitir que los servicios médicos pudieran entrar", ha rememorado Cambra.

La situación sobrepasó cualquier previsión. No me extraña que haya costado tanto coordinarse correctamente"

Dificultades para coordinarse correctamente

La coordinación entre los diferentes equipos fue complicada. Cambra ha señalado que, aunque el sistema de coordinación estaba a cargo de las autoridades locales, la respuesta no fue tan ágil como se hubiera esperado.

"Por mucho que intentemos coordinar los esfuerzos y que haya alguien que los gobierne, lo cierto es que la situación sobrepasó cualquier previsión. No me extraña que haya costado tanto", ha apuntado el responsable de la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil de Milagro.

Uno de los ejemplos más claros de estas dificultades ocurrió el sábado 2 de noviembre, cuando las agrupaciones de Protección Civil de la Ribera, como las de Cintruénigo, Tudela y Milagro, recibieron la orden de escoltar los autobuses que llegaban de toda España y llevarlos a un destino concreto.

"Nos dijeron que a las 7:00 horas debíamos estar en el punto de recogida, pero no fue hasta las 9:30 horas cuando comenzamos. Es decir, se perdieron dos horas y media de trabajo de cientos de voluntarios, lo que son muchas horas", ha lamentado Cambra.

A pesar de este retraso, reconoce que, en parte, estas situaciones son inevitables. "Lo importante es que la ola de solidaridad fue enorme, impresionante", ha asegurado.

Importancia de la prevención

En cuanto a las lecciones que se deben aprender de esta experiencia, Cambra ha señalado la necesidad de mejorar la respuesta ante futuras catástrofes.

En este sentido, considera fundamental la prevención y la limpieza de los cauces de los ríos, especialmente en zonas rurales. "Una de las lecciones más importantes de esta tragedia es la importancia de prevenir y limpiar los cauces de los ríos", ha subrayado.

El responsable de Protección Civil ha hecho hincapié en el impacto de las cañas y la vegetación acumulada en los barrancos, que contribuyó al desbordamiento de los ríos y provocó más daños.

La importancia de la solidaridad

La solidaridad de los ciudadanos la Ribera de Navarra ha quedado patente una vez más frente a la tragedia.

Cambra ha destacado la capacidad de respuesta rápida y generosa de los riberos, no solo a nivel local, sino también en todo el país.

Sin embargo, ha advertido que, tras la catástrofe, la memoria colectiva tiende a desvanecerse rápidamente, lo que pone en riesgo la continuidad de la ayuda.

En este sentido, hizo un llamamiento a la solidaridad a largo plazo, pidiendo que la ayuda no se agote en las primeras semanas tras la tragedia.

"No se trata de enviar todo de golpe, lo que en algunos casos genera congestión y problemas logísticos. Debemos extender nuestra ayuda, recordando que después de Navidad, cuando los festivales y sorteos ya hayan pasado, la necesidad continuará", ha concluido.

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